En los últimos dos
mundiales el deporte más famoso del mundo se vio envuelto en una clima de
consternación, ya que la calidad de los partidos se notaba únicamente en lo
táctico. Los goles, la fantasía, los estilos futbolísticos de vanguardia
parecían extinguirse.
Por ahí dicen que todo
lo bueno tiene que acabar, y con el mundial de Brasil se ha comprobado, lo
positivo para los aficionados es que el torneo se reanudará, lo negativo es que
deben esperar 4 años, para volver a gozar de uno de los eventos deportivos más
importantes del planeta.
Muchos expertos del
fútbol ya consideran el mundial de Brasil 2014 como uno de los mejores en la
historia. La presente generación escuchó relatos grandiosos del mundial de
México en 1970, donde brilló el Brasil de Pelé, otros siguen emocionándose al
recordar la Naranja Mecánica de Cruyff en Alemania 1974, la gran actuación de
Maradona en 1986, y el gran mundial que
Estados Unidos organizó en 1994.
Todo ese fútbol que
maravilló a los padres y abuelos de esta generación parecía no volver, sobre
todo por la falta de brillo en los mundiales de Alemania 2006 y específicamente
en el de Sudáfrica 2010, en el cual sino hubiera sido por el gran desempeño y
estilo vistoso de la selección de España, sería una competición para nunca
remembrar.
Goles.
La frase “Los goles son
amores” enmarca la importancia de una buena cantidad de dianas en un partido, y
no digamos en un mundial. Si bien es cierto, no siempre en un partido de fútbol
su calidad se mide por sus goles, pero no se puede negar que estos son la
esencia de la pasión que desborda en los aficionados, las tribunas no se
encienden tanto como cuando anota el equipo local, ni tampoco se apagan de tal
escalofriante modo cuando lo hace el rival.
En este mundial se
anotaron 171 tantos en los 64 encuentros que se disputaron, igualando así la
marca del mundial de Francia 1998, convirtiéndose en los mundiales con más
goles en la historia. Solo en la fase de grupos se convirtieron 136 goles,
(promedio de tres por partido) nueve menos de los que se hicieron en los 64
juegos de Sudáfrica y 11 debajo de los que cayeron en Alemania 2006.
La
sorpresa.
La expectativa para la
selección de Costa Rica era muy baja para este mundial, a causa del grupo en
donde fue colocado en el sorteo, junto con tres campeones de mundiales:
Uruguay, Italia e Inglaterra. Aun así la selección del entrenador colombiano
Jose Luis Pinto demostró que nada es imposible y logró clasificar a la
siguiente ronda como primero de grupo, anotando cuatro goles y solo con uno en contra.
Derrotó con categoría al equipo charrúa, dándole vuelta al marcador en el
segundo tiempo, 3-1, de esta manera el
equipo tico se puso en boca de todos, y la celebración se proporcionó cuando
vencieron a los italianos 1-0, así demostraron que lo del primer partido no fue
en absoluto un accidente.
En octavos de final se
toparon con un equipo sumamente complicado, muchos lo denominan “rocoso” ya que
es muy difícil anotarle goles gracias a su recia defensa. Grecia llegaba a la
cita de forma milagrosa, después de convertir un penal en gol al último minuto
contra Costa de Marfil. Empero la Costa que le tocaría enfrentar después sería
el doble de complicado. Al término de los 90 minutos el marcador fue 1-1, en
tiempo extras el cansancio fue el victorioso sobre las piernas de los 22
jugadores. En penales, el arquero costarricense Keylor Navas se haría héroe,
por medio de sus dos atajadas Costa Rica pasaba a cuartos de final, la primera
vez que un equipo Centroamericano llegaba a esas instancias.
La
Holanda de Robben.
En cuartos de final
Costa Rica sería eliminada dignamente por Holanda en tanda de penales, un
cambio a los últimos minutos del tiempo extra definiría el encuentro. Tim Krul,
“el portero de los penales” fue el arma secreta de Luis Van Gaal, quien ya
sabía que su tercer portero había estudiado con minuciosidad los penales
costarricenses en el encuentro anterior, sumándole a esto el juego psicológico
que el jugador naranja hiso, al advertirles a los pateadores ticos, antes de
los penales, que ya sabía él como hacían los tiros.
Esto demostró, una vez más,
la gran categoría del equipo holandés, que fue el primero en sorprender en el
mundial, al anotarle, en su primer encuentro, cinco goles a la que entonces era
el campeón defensor España. Mientras abdicaba el rey, también lo hacía la
selección de Vicente del Bosque, que en el siguiente partido sería derrotado
por Chile, de este modo se unían a la lista de campeones defensores eliminados
en la primera fase, como Italia en el 2010, y Francia en el 2002.
La gran condición
física de Arjen Robben fue sin lugar a dudas de lo que más admiración provocó
en el mundial. La edad de 30 años no parecía concordar con la velocidad en sus
piernas y la capacidad para crear jugadas de peligro gracias a esa facultad.
Fueron 79,309 kilómetros, casi 80, los que recorrió el delantero, junto con
esto se suman los tres goles que anoto para la selección que con él crecía su
ilusión de al fin lograr la copa del mundo tras haber sido derrotados en la
última final ante España.
El camino de Holanda
termino en la tanda de penales ante la selección de Argentina en las
semifinales, conformándose con el tercer lugar que adquirió en el duelo donde
venció a una furibunda Brasil. Los holandeses regresaron a casa con el único
consuelo de poder vengarse de la selección que los privo de la máxima gloria
cuatro años atrás.
La
magia de James
En muchos mundiales
ocurre que un equipo deslumbra y se gana el corazón de los fanáticos del mundo,
sin haber sido el campeón, en este caso Colombia es considerado como la oncena
que mejor fútbol practico; claro, dinámico, ofensivo, pero lo más agradable fue
la alegría con la que jugaban, dando un color especial a la competición.
En enero pasado la
selección cafetera iba a recibir una pésima noticia, Radamel Falcao el
referente, la estrella del fútbol en Europa, se lesiona el ligamento cruzado
derecho de la rodilla y por lo tanto se perdería el mundial. Para muchos las
aspiraciones de Colombia disminuían con este hecho. Sin embargo en el medio
campo tienen a un joven que no permitió que se extrañe en demasía a Radamel,
James Rodriguez, la revelación del mundial con tan solo 22 años, se ha
convertido, con seis tantos, en el goleador del torneo, confiriéndosele así la
tan ansiada bota de oro.
Esto hace que el
mundial haya sido excelente para Colombia, que después de haber hecho una fase
de grupos con campaña perfecta, derrotando a los tres equipos con contundencia,
y luego de eliminar a una Uruguay afectada por el caso Suarez, llegaba con
mucha ilusión a los cuartos de final donde enfrento al anfitrión Brasil.
De la Canarinha no
pudieron pasar, y las lágrimas de James al final del partido reflejaban la
convicción con la que el equipo esperaba más gloria en ese partido. La
selección del argentino Jose Pekerman, regreso a su tierra con gran
recibimiento, un pueblo que en el pasado ha sufrido tantos problemas sociales,
y que tenía 16 años de no ver a Colombia en un mundial, es seguro que este
jamás lo olvidará, el mundial de James, que con solo ver el golazo que le anotó
a Uruguay, los sudamericanos estarán felices de no solo contar con un tigre
como Falcao sino también con un genio como James Rodriguez.
La
mordida de la discordia
El partido era Uruguay
versus Italia, el definitorio para saber cuál de los dos pasaría a la siguiente
ronda, se jugaba mucho en el campo. En el segundo tiempo, en una jugada tiro de
esquina, la selección charrúa conseguiría el gol que les permitía pasar, pero
unos minutos antes ocurrió un hecho reprobable que marcaría al equipo de Oscar
Washington Tabares.
El delantero del
Liverpool de Inglaterra, Luis Suarez le propino una mordisco el defensor
italiano Giorgio Chellini, situación que el árbitro mejicano Marco Antonio
Rodriguez no vio, pero si las numerosas cámaras que transmitían para millones
de televidentes en el globo terráqueo. Concluido el partido las reacciones no
se hicieron esperar, las discusiones entre periodistas, la presión que estos
ejercían para que se le aplique un castigo merecedor del acto.
La FIFA se reunió y
tomó una decisión que incluso para los que pedían una sanción rigurosa, la que
el organismo determinó, sobrepaso los límites. Cuatro meses sin poder jugar y
sin poder asistir a cualquier evento que tenga que ver con el fútbol. El crack
del equipo, se marchó de Brasil, con la tristeza de no poder jugar contra
Colombia. El equipo quedó afectado psicológicamente, situación que atenuó su
baja calidad de juego en el último partido. Fue el hecho tal vez más polémico y
que será hablado durante muchos años, la mordida de la discordia, entre los
uruguayos y el mundo.
Lagrimas
verde y amarillas.
El fútbol de Brasil
venía provocando muchas dudas de hace algunos años, los jugadores que le daban
el famoso jogo bonito al equipo comenzaron a desaparecer, y el único que aun
destella ese tipo de fantasía es el jugador de 22 años Neymar Da Silva, sobre
su hombro se cargaba la única esperanza brasileña para ganar la copa del mundo
en casa.
Brasil empezó el
mundial con mucha polémica, la inversión para organizar el evento sobrepasaba
los límites, tanto, que la renta en el país subió con esto muchas personas se
quedaron sin hogar, sumándole las protestas anti-mundial de los grupos
sindicales que exigían menos corrupción y más priorización en los asuntos
sociales verdaderamente importantes.
Con todo ese clima de
incertidumbre el equipo dirigido por Luis Felipe Scolari, debutaba el 13 de
junio ante Croacia, derrotándolo gracias a un penal mal marcado y a un gol
precedido de una falta no señalada en contra del mediocampista croata Ivan
Rakitich. Varios creyeron, en base a este antecedente, que si el equipo de casa
quedaba campeón sería por árbitros. Sin embargo la incidencia arbitral
disminuyo, pero el mal fútbol de Brasil no lo hiso.
El empate ante México
presagiaba que las cosas se complicarían antes de lo esperado. Los octavos de
final contra Chile se decidieron en penales, y antes siquiera de que estos
empezarán, los jugadores comenzaban a derramar lágrimas producto de la
exacerbada presión que en ellos yacía. Lograron pasar de Chile, también ante
una tímida Colombia, que no pudo mostrar el gran juego que venía practicando,
ese que era mucho más parecido al jogo bonito de los viejos tiempos del equipo
brasileño.
Al final la victoria en
los cuartos de final, sería pírrica, en una jugada donde el colombiano Zuñiga
saltó irresponsablemente con la rodilla levantada, impactando en la cadera de
Neymar, fracturándole la vértebra. Más lágrimas salieron de nuevo, de un
jugador brasileño, lágrimas de dolor físico y de decepción porque en ese
momento supo que no jugaría los dos partidos que le quedaban a Brasil, pudiendo
ser el segundo, la gran final en Maracaná.
La gran debacle sería
en la semifinal, el gran choque en contra de su realidad para Brasil. El juego
ante Alemania confirmó lo que se venía comentando y lo que en algunos
brasileños se omitía por una nociva negación resultado del fanatismo
hiperbolizado. La fórmula es sencilla, el gran juego de Alemania, conciso,
preciso, de memoria, mas todo lo contrario, la descoordinación, las dudas, las
malas decisiones, daban igual a un 7-1 histórico, algo quizá siete veces peor
que el maracanazo de 1950.
Esta vez las lágrimas
salían sin piedad de los brasileños en la cancha, las tribunas, calles y en las
casas, lagrimas que no debieron ser si la conciencia del pueblo hubiera estado
clara desde siempre, el equipo no era para campeón, pero solo de esa forma
podían darse cuenta y de esa manera reconstruir concentradamente ahora, aquel
fútbol del cual seguramente quedan vestigios, así se podría resurgir tal como
lo hiso el Brasil de 1950, ocho años después, cuando gano su primera copa del
mundo en el mundial de Suecia.
El
merecedor campeón
Luego de la final perdida
ante Brasil en el mundial de Japón y Corea 2002, Alemania sabía que un nuevo
proyecto tendría que comenzar. No iba a ser fácil, tampoco de la noche a la
mañana terminaría, eso les quedo claro cuando en la Eurocopa de Portugal en el
2004 fueron eliminados en la primera ronda. Dos años después les tocaba
organizar el mundial, y con eso la presión de ser campeones en casa, tal y como
lo lograron en 1974, derrotando a la Holanda del fútbol total.
El camino parecía
perfecto, la gran tanda de penales ganada ante Argentina, avivaba la ilusión
del pueblo teutón. Sin embargo en la semifinal se encontrarían contra un equipo
ante el cual nunca ha ganado en partidos oficiales, el único que se exceptúa de
aquella frase dicha por un inglés “El fútbol es un juego de 11 contra 11 y
siempre gana Alemania” cuando el compromiso es contra Italia esa frase pierde
absoluta validez.
Fueron eliminados en
casa, en aquel estadio de Dortmund, en dos jugadas bien fraguadas por parte de
los azzurri. El sueño se terminó en ese momento, al equipo le faltaba crecer más.
En la Eurocopa 2008, jugaron la final ante la mejor España en la historia, y de
nuevo volvían a quedarse con las manos vacías, la frustración se acentuaba,
pero el proyecto debía seguir a cargo de Joachim Low, el proceso siempre se
respetó, los alemanes sabían que culminaría algún día con la máxima gloria.
Sudáfrica 2010 parecía
ser su mundial, pero se quedaron cortos una vez más ante España en semifinales,
la que después sería la campeona del mundo. Se preguntaron qué fue lo que faltó
una vez más, pero de ninguna manera el técnico sería destituido. Eurocopa 2012,
Italia los vuelve a vapulear, cualquiera se volvería loco y sacaría del puesto
al entrenador Alemán, se jugaba como nunca los torneos pero los perdían como
siempre. Pero los alemanes no son cualquiera, fríos, pacientes, calculadores y
letales son sus características.
Debutaron en el mundial
propinándole un paliza a la Portugal de Cristiano Ronaldo, el balón de oro del
2013. 4-0, las cosas no podrían ser mejor. Pero el calor de Brasil y la
velocidad de los jugadores de Ghana, condimentarían su camino con drama y
sufrimiento. Luego en octavos, Argelia fue el otro equipo africano destinado a
complicarlos, pero guardaron la calma y salieron vivos del partido.
Con el juego más letal
y conciso, solido en defensa, efectivo en ataque, delanteros altos como Gerrar
Muller y el veterano Miroslav Klose, el hombre que ahora posee el record de
mayor goles anotados en la historia de los mundiales, mismo que se lo quito al
brasileño Ronaldo, justamente en el partido contra Brasil. Todos lo sabían,
algunos no lo decían por tener la cultura del pronóstico reservado, pero
solamente era natural que luego de ese 7-1, los barbaros se coronarán campeones
el 13 de julio.
Les toco Argentina, la
Argentina de Messi, oncena que llegó con dudas incluso a la final, sin embargo
para muchos fue su mejor juego. La defensa fue muy equilibrada, tanto que llevo
el partido al tiempo extra, junto con dos sustos para los alemanes, Gonzalo
Higuaín tuvo la más clara, y en el segundo tiempo Rodrigo Palacio definió
pésimo en un mano a mano contra el mejor portero del mundial Manuel Nuewer.
Pero a siete minutos de
que la final se decidiera en penales (7 será el número más usado en las casas
de loterías alemanas) el joven jugador del Bayern Múnich, Mario Gotze definió
de forma espectacular y casi sin ángulo, venciendo al cancerbero albiceleste, Sergio Romero.
Y así concluye el
mundial de Brasil, o mejor dicho de Alemania, que por primera vez es campeón
con el país unificado, las últimas 3 veces lo había hecho con el equipo de la
Alemania federal. El que persevera alcanza, y los alemanes lo han hecho con
este proceso desde el 2006, cayendo varias veces, sufriendo mucho, pero con la
copa levantada, esas derrotas ahora solo serán anécdotas.
El mejor mundial para
muchos de los de la presente generación. Los mundiales en América siempre han
sido especiales, y aunque en este se dio por primera vez que lo ganará un
equipo europeo, sin duda para otros americanos también se obtuvo varias
satisfacciones, Colombia con su alegría, la sorpresa inolvidable de Costa Rica,
la sufrida Argentina que volvió a una final luego de 24 años y así muchos otros
grandiosos precedentes que dejó el mundial donde el espectáculo regresó.