viernes, 18 de julio de 2014

Brasil, el mundial donde el espectáculo regresó.

En los últimos dos mundiales el deporte más famoso del mundo se vio envuelto en una clima de consternación, ya que la calidad de los partidos se notaba únicamente en lo táctico. Los goles, la fantasía, los estilos futbolísticos de vanguardia parecían extinguirse.

Por ahí dicen que todo lo bueno tiene que acabar, y con el mundial de Brasil se ha comprobado, lo positivo para los aficionados es que el torneo se reanudará, lo negativo es que deben esperar 4 años, para volver a gozar de uno de los eventos deportivos más importantes del planeta.
Muchos expertos del fútbol ya consideran el mundial de Brasil 2014 como uno de los mejores en la historia. La presente generación escuchó relatos grandiosos del mundial de México en 1970, donde brilló el Brasil de Pelé, otros siguen emocionándose al recordar la Naranja Mecánica de Cruyff en Alemania 1974, la gran actuación de Maradona en  1986, y el gran mundial que Estados Unidos organizó en 1994.
Todo ese fútbol que maravilló a los padres y abuelos de esta generación parecía no volver, sobre todo por la falta de brillo en los mundiales de Alemania 2006 y específicamente en el de Sudáfrica 2010, en el cual sino hubiera sido por el gran desempeño y estilo vistoso de la selección de España, sería una competición para nunca remembrar.

Goles.

La frase “Los goles son amores” enmarca la importancia de una buena cantidad de dianas en un partido, y no digamos en un mundial. Si bien es cierto, no siempre en un partido de fútbol su calidad se mide por sus goles, pero no se puede negar que estos son la esencia de la pasión que desborda en los aficionados, las tribunas no se encienden tanto como cuando anota el equipo local, ni tampoco se apagan de tal escalofriante modo cuando lo hace el rival.
En este mundial se anotaron 171 tantos en los 64 encuentros que se disputaron, igualando así la marca del mundial de Francia 1998, convirtiéndose en los mundiales con más goles en la historia. Solo en la fase de grupos se convirtieron 136 goles, (promedio de tres por partido) nueve menos de los que se hicieron en los 64 juegos de Sudáfrica y 11 debajo de los que cayeron en Alemania 2006.

La sorpresa.

La expectativa para la selección de Costa Rica era muy baja para este mundial, a causa del grupo en donde fue colocado en el sorteo, junto con tres campeones de mundiales: Uruguay, Italia e Inglaterra. Aun así la selección del entrenador colombiano Jose Luis Pinto demostró que nada es imposible y logró clasificar a la siguiente ronda como primero de grupo, anotando cuatro goles y solo con uno en contra. Derrotó con categoría al equipo charrúa, dándole vuelta al marcador en el segundo tiempo, 3-1,  de esta manera el equipo tico se puso en boca de todos, y la celebración se proporcionó cuando vencieron a los italianos 1-0, así demostraron que lo del primer partido no fue en absoluto un accidente.
En octavos de final se toparon con un equipo sumamente complicado, muchos lo denominan “rocoso” ya que es muy difícil anotarle goles gracias a su recia defensa. Grecia llegaba a la cita de forma milagrosa, después de convertir un penal en gol al último minuto contra Costa de Marfil. Empero la Costa que le tocaría enfrentar después sería el doble de complicado. Al término de los 90 minutos el marcador fue 1-1, en tiempo extras el cansancio fue el victorioso sobre las piernas de los 22 jugadores. En penales, el arquero costarricense Keylor Navas se haría héroe, por medio de sus dos atajadas Costa Rica pasaba a cuartos de final, la primera vez que un equipo Centroamericano llegaba a esas instancias.

La Holanda de Robben.

En cuartos de final Costa Rica sería eliminada dignamente por Holanda en tanda de penales, un cambio a los últimos minutos del tiempo extra definiría el encuentro. Tim Krul, “el portero de los penales” fue el arma secreta de Luis Van Gaal, quien ya sabía que su tercer portero había estudiado con minuciosidad los penales costarricenses en el encuentro anterior, sumándole a esto el juego psicológico que el jugador naranja hiso, al advertirles a los pateadores ticos, antes de los penales, que ya sabía él como hacían los tiros.
Esto demostró, una vez más, la gran categoría del equipo holandés, que fue el primero en sorprender en el mundial, al anotarle, en su primer encuentro, cinco goles a la que entonces era el campeón defensor España. Mientras abdicaba el rey, también lo hacía la selección de Vicente del Bosque, que en el siguiente partido sería derrotado por Chile, de este modo se unían a la lista de campeones defensores eliminados en la primera fase, como Italia en el 2010, y Francia en el 2002.

La gran condición física de Arjen Robben fue sin lugar a dudas de lo que más admiración provocó en el mundial. La edad de 30 años no parecía concordar con la velocidad en sus piernas y la capacidad para crear jugadas de peligro gracias a esa facultad. Fueron 79,309 kilómetros, casi 80, los que recorrió el delantero, junto con esto se suman los tres goles que anoto para la selección que con él crecía su ilusión de al fin lograr la copa del mundo tras haber sido derrotados en la última final ante España.
El camino de Holanda termino en la tanda de penales ante la selección de Argentina en las semifinales, conformándose con el tercer lugar que adquirió en el duelo donde venció a una furibunda Brasil. Los holandeses regresaron a casa con el único consuelo de poder vengarse de la selección que los privo de la máxima gloria cuatro años atrás.

La magia de James

En muchos mundiales ocurre que un equipo deslumbra y se gana el corazón de los fanáticos del mundo, sin haber sido el campeón, en este caso Colombia es considerado como la oncena que mejor fútbol practico; claro, dinámico, ofensivo, pero lo más agradable fue la alegría con la que jugaban, dando un color especial a la competición.
En enero pasado la selección cafetera iba a recibir una pésima noticia, Radamel Falcao el referente, la estrella del fútbol en Europa, se lesiona el ligamento cruzado derecho de la rodilla y por lo tanto se perdería el mundial. Para muchos las aspiraciones de Colombia disminuían con este hecho. Sin embargo en el medio campo tienen a un joven que no permitió que se extrañe en demasía a Radamel, James Rodriguez, la revelación del mundial con tan solo 22 años, se ha convertido, con seis tantos, en el goleador del torneo, confiriéndosele así la tan ansiada bota de oro.
Esto hace que el mundial haya sido excelente para Colombia, que después de haber hecho una fase de grupos con campaña perfecta, derrotando a los tres equipos con contundencia, y luego de eliminar a una Uruguay afectada por el caso Suarez, llegaba con mucha ilusión a los cuartos de final donde enfrento al anfitrión Brasil.
De la Canarinha no pudieron pasar, y las lágrimas de James al final del partido reflejaban la convicción con la que el equipo esperaba más gloria en ese partido. La selección del argentino Jose Pekerman, regreso a su tierra con gran recibimiento, un pueblo que en el pasado ha sufrido tantos problemas sociales, y que tenía 16 años de no ver a Colombia en un mundial, es seguro que este jamás lo olvidará, el mundial de James, que con solo ver el golazo que le anotó a Uruguay, los sudamericanos estarán felices de no solo contar con un tigre como Falcao sino también con un genio como James Rodriguez.
La mordida de la discordia

El partido era Uruguay versus Italia, el definitorio para saber cuál de los dos pasaría a la siguiente ronda, se jugaba mucho en el campo. En el segundo tiempo, en una jugada tiro de esquina, la selección charrúa conseguiría el gol que les permitía pasar, pero unos minutos antes ocurrió un hecho reprobable que marcaría al equipo de Oscar Washington Tabares.

El delantero del Liverpool de Inglaterra, Luis Suarez le propino una mordisco el defensor italiano Giorgio Chellini, situación que el árbitro mejicano Marco Antonio Rodriguez no vio, pero si las numerosas cámaras que transmitían para millones de televidentes en el globo terráqueo. Concluido el partido las reacciones no se hicieron esperar, las discusiones entre periodistas, la presión que estos ejercían para que se le aplique un castigo merecedor del acto.

La FIFA se reunió y tomó una decisión que incluso para los que pedían una sanción rigurosa, la que el organismo determinó, sobrepaso los límites. Cuatro meses sin poder jugar y sin poder asistir a cualquier evento que tenga que ver con el fútbol. El crack del equipo, se marchó de Brasil, con la tristeza de no poder jugar contra Colombia. El equipo quedó afectado psicológicamente, situación que atenuó su baja calidad de juego en el último partido. Fue el hecho tal vez más polémico y que será hablado durante muchos años, la mordida de la discordia, entre los uruguayos y el mundo.

Lagrimas verde y amarillas.

El fútbol de Brasil venía provocando muchas dudas de hace algunos años, los jugadores que le daban el famoso jogo bonito al equipo comenzaron a desaparecer, y el único que aun destella ese tipo de fantasía es el jugador de 22 años Neymar Da Silva, sobre su hombro se cargaba la única esperanza brasileña para ganar la copa del mundo en casa.

Brasil empezó el mundial con mucha polémica, la inversión para organizar el evento sobrepasaba los límites, tanto, que la renta en el país subió con esto muchas personas se quedaron sin hogar, sumándole las protestas anti-mundial de los grupos sindicales que exigían menos corrupción y más priorización en los asuntos sociales verdaderamente importantes.

Con todo ese clima de incertidumbre el equipo dirigido por Luis Felipe Scolari, debutaba el 13 de junio ante Croacia, derrotándolo gracias a un penal mal marcado y a un gol precedido de una falta no señalada en contra del mediocampista croata Ivan Rakitich. Varios creyeron, en base a este antecedente, que si el equipo de casa quedaba campeón sería por árbitros. Sin embargo la incidencia arbitral disminuyo, pero el mal fútbol de Brasil no lo hiso.

El empate ante México presagiaba que las cosas se complicarían antes de lo esperado. Los octavos de final contra Chile se decidieron en penales, y antes siquiera de que estos empezarán, los jugadores comenzaban a derramar lágrimas producto de la exacerbada presión que en ellos yacía. Lograron pasar de Chile, también ante una tímida Colombia, que no pudo mostrar el gran juego que venía practicando, ese que era mucho más parecido al jogo bonito de los viejos tiempos del equipo brasileño.

Al final la victoria en los cuartos de final, sería pírrica, en una jugada donde el colombiano Zuñiga saltó irresponsablemente con la rodilla levantada, impactando en la cadera de Neymar, fracturándole la vértebra. Más lágrimas salieron de nuevo, de un jugador brasileño, lágrimas de dolor físico y de decepción porque en ese momento supo que no jugaría los dos partidos que le quedaban a Brasil, pudiendo ser el segundo, la gran final en Maracaná.

La gran debacle sería en la semifinal, el gran choque en contra de su realidad para Brasil. El juego ante Alemania confirmó lo que se venía comentando y lo que en algunos brasileños se omitía por una nociva negación resultado del fanatismo hiperbolizado. La fórmula es sencilla, el gran juego de Alemania, conciso, preciso, de memoria, mas todo lo contrario, la descoordinación, las dudas, las malas decisiones, daban igual a un 7-1 histórico, algo quizá siete veces peor que el maracanazo de 1950.

Esta vez las lágrimas salían sin piedad de los brasileños en la cancha, las tribunas, calles y en las casas, lagrimas que no debieron ser si la conciencia del pueblo hubiera estado clara desde siempre, el equipo no era para campeón, pero solo de esa forma podían darse cuenta y de esa manera reconstruir concentradamente ahora, aquel fútbol del cual seguramente quedan vestigios, así se podría resurgir tal como lo hiso el Brasil de 1950, ocho años después, cuando gano su primera copa del mundo en el mundial de Suecia.

El merecedor campeón

Luego de la final perdida ante Brasil en el mundial de Japón y Corea 2002, Alemania sabía que un nuevo proyecto tendría que comenzar. No iba a ser fácil, tampoco de la noche a la mañana terminaría, eso les quedo claro cuando en la Eurocopa de Portugal en el 2004 fueron eliminados en la primera ronda. Dos años después les tocaba organizar el mundial, y con eso la presión de ser campeones en casa, tal y como lo lograron en 1974, derrotando a la Holanda del fútbol total.

El camino parecía perfecto, la gran tanda de penales ganada ante Argentina, avivaba la ilusión del pueblo teutón. Sin embargo en la semifinal se encontrarían contra un equipo ante el cual nunca ha ganado en partidos oficiales, el único que se exceptúa de aquella frase dicha por un inglés “El fútbol es un juego de 11 contra 11 y siempre gana Alemania” cuando el compromiso es contra Italia esa frase pierde absoluta validez.

Fueron eliminados en casa, en aquel estadio de Dortmund, en dos jugadas bien fraguadas por parte de los azzurri. El sueño se terminó en ese momento, al equipo le faltaba crecer más. En la Eurocopa 2008, jugaron la final ante la mejor España en la historia, y de nuevo volvían a quedarse con las manos vacías, la frustración se acentuaba, pero el proyecto debía seguir a cargo de Joachim Low, el proceso siempre se respetó, los alemanes sabían que culminaría algún día con la máxima gloria.  

Sudáfrica 2010 parecía ser su mundial, pero se quedaron cortos una vez más ante España en semifinales, la que después sería la campeona del mundo. Se preguntaron qué fue lo que faltó una vez más, pero de ninguna manera el técnico sería destituido. Eurocopa 2012, Italia los vuelve a vapulear, cualquiera se volvería loco y sacaría del puesto al entrenador Alemán, se jugaba como nunca los torneos pero los perdían como siempre. Pero los alemanes no son cualquiera, fríos, pacientes, calculadores y letales son sus características.

Debutaron en el mundial propinándole un paliza a la Portugal de Cristiano Ronaldo, el balón de oro del 2013. 4-0, las cosas no podrían ser mejor. Pero el calor de Brasil y la velocidad de los jugadores de Ghana, condimentarían su camino con drama y sufrimiento. Luego en octavos, Argelia fue el otro equipo africano destinado a complicarlos, pero guardaron la calma y salieron vivos del partido.

Con el juego más letal y conciso, solido en defensa, efectivo en ataque, delanteros altos como Gerrar Muller y el veterano Miroslav Klose, el hombre que ahora posee el record de mayor goles anotados en la historia de los mundiales, mismo que se lo quito al brasileño Ronaldo, justamente en el partido contra Brasil. Todos lo sabían, algunos no lo decían por tener la cultura del pronóstico reservado, pero solamente era natural que luego de ese 7-1, los barbaros se coronarán campeones el 13 de julio.

Les toco Argentina, la Argentina de Messi, oncena que llegó con dudas incluso a la final, sin embargo para muchos fue su mejor juego. La defensa fue muy equilibrada, tanto que llevo el partido al tiempo extra, junto con dos sustos para los alemanes, Gonzalo Higuaín tuvo la más clara, y en el segundo tiempo Rodrigo Palacio definió pésimo en un mano a mano contra el mejor portero del mundial Manuel Nuewer.
Pero a siete minutos de que la final se decidiera en penales (7 será el número más usado en las casas de loterías alemanas) el joven jugador del Bayern Múnich, Mario Gotze definió de forma espectacular y casi sin ángulo, venciendo al cancerbero albiceleste, Sergio Romero.

Y así concluye el mundial de Brasil, o mejor dicho de Alemania, que por primera vez es campeón con el país unificado, las últimas 3 veces lo había hecho con el equipo de la Alemania federal. El que persevera alcanza, y los alemanes lo han hecho con este proceso desde el 2006, cayendo varias veces, sufriendo mucho, pero con la copa levantada, esas derrotas ahora solo serán anécdotas.


El mejor mundial para muchos de los de la presente generación. Los mundiales en América siempre han sido especiales, y aunque en este se dio por primera vez que lo ganará un equipo europeo, sin duda para otros americanos también se obtuvo varias satisfacciones, Colombia con su alegría, la sorpresa inolvidable de Costa Rica, la sufrida Argentina que volvió a una final luego de 24 años y así muchos otros grandiosos precedentes que dejó el mundial donde el espectáculo regresó. 


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