miércoles, 26 de febrero de 2014

Sala de espera.

Y bueno, me canse de disparar sin practicar la puntería, me canse, si, porque no hay nada más agotador que tratar de adivinar el tamaño del escalón para no tropezar.

Es tan angustiante, ser como el insecto que huye del cruel humano, trepando inútilmente una pared mojada que se burla ensordecedora a cada caída y rocío venenoso proveniente del cilindro macabro sostenido por el cruel humano.

Entonces me aconsejan: "Aguarde en la sala de espera sin esperar, porque esperar es sinónimo de amargura". Pero ni el purgatorio pinta tan cruel después de escuchar eso. Es casi imposible desanclar la expectativa, esa que busca la potencial pasajera, y no la soledad pasajera, esa ya esta desde hace mucho, sino la que sustituye dulcemente la soledad, esa que se me hace mar y yo tan tierra firme, se me hace estrella y yo tan años luz ¿por que no se me hace en los ojos y yo tan feliz? oh! hacedora torturadora inexistente, tan pensada, tan añorada, tan soñada. 

Mi imaginación te construye, de manera esporádica concluye en realidad, pero únicamente son destellos, chispas de ese fuego ideal para consumir dos almas. Pero no, solo me toca esperar, agregare una coma mas, tan necesaria como hiriente, a esa ultima oración; "solo, me toca esperar" en la sala de espera, donde la acción mas esencialmente agria es esa, esperar, madre de la ansiedad mas innoble. 


domingo, 16 de febrero de 2014

Mi espejo natural

Hay un árbol frente a mi habitación, me toca verlo todos los días y lamento no observarlo todos los días. Le agradezco porque es un muy buen estimulante para mis pensamientos, reflexiones y melancolías, entre mis top cuatro de escenarios ideales para cavilar, entre los cuales se encuentran también el caminar por las calles, el estar sentado en el trono o simplemente ver las estrellas. Este último con el clima imperante en mi medio se torna complejo.

Pero desvarío, vuelvo con el árbol que se aprecia desde mi ventana y mi balcón. Lo veo cuando estoy acostado en mi cama, (otro buen lugar para pensar que se me escapo mencionar) lo veo desde mi escritorio, lo veo cuando la puerta del balcón está abierta porque así lo prefiere mi Madre a pesar de los vampiros diminutos. Lo veo esporádicamente cuando leo un libro y clavo mi vista perdida en él mientras mi mente monta el escenario que el escritor me propone en esas letras que sostienen mis manos. En fin, lo veo y él me ve a mí.
Lo he contemplado frondoso, lleno de hojas de un verde oscuro intenso, recibiendo el alimento fortísimo del sol, tomando un aura sublime, se ve hermoso, digno de odas, y lo he visto mas esplendido con un color castaño en sus hojas superiores. Con cerrar un poco los ojos y hacer que la vista se vuelva un tanto borrosa, casi se puede percibir el rostro de una seductora napea con sus cabellos colochos sobre una cara apaciguada y nostálgica.

 También lo he visto oscuro; sin ninguna tan sola hoja en sus ramas, tétrico, perfecta decoración para una vivienda encantada. Lo he mirado turbado bajo un cielo gris y pesado, de esos que influyen en los comportamientos de las gentes. También me ha tocado verlo bajo la tormenta en la noche, tiende a desaparecer hasta que los rayos lo regresan a su lugar, pero su rebeldía nocturna-lluviosa hace muy breve su presencia.

Por lo tanto, lo he visto en buenos, malos, mejores y peores momentos, en sus alegrías y penurias, con una belleza total y con terrorífica apariencia. Y él también a mí, desde donde él esta tiene un muy buen marco de mi vida, él también me ha observado en mis buenos, malos, mejores y peores momentos, hermoso y deplorable, bajo el intenso sol de mi tiempo, con mis frutos que endulzan mi vida y también en medio de la tormenta, sin hojas, vulnerable con rayos a mi alrededor que intentan desestabilizar mas mis difíciles momentos. Ese árbol se puede considerar mi espejo natural, en el cual diariamente me veo y sin embargo olvido observar, misma situación que pasa curiosamente con el espejo normal.

Ese árbol ha compartido conmigo sus tiempos y viceversa, así como aquel que me acompaño en mi niñez y que cada cuanto nos compartía mangos a mí y a mi familia, quienes encontrábamos unión cuando lo necesitábamos aunque sea al devorar ese fruto. Ese mismo amigo de la infancia que tiempo después me entere que su tronco fue derribado llevándose consigo sus ramas y frutos, emulando quizá la vida que una vez tuve y que ahora solo es parte del pasado. Lástima que mi amigo de la infancia, lo que queda de él, no pueda recordar su magno pasado.

Y en cuanto al árbol amigo que tengo ahora, espero tampoco que en el futuro, me entere de su derribamiento, ojalá nunca exista tal muerte para él por lo pronto, y yo vaya a sentir ese pesar, que sentí con el que vivía de chico, ese pesar que estoy seguro que este árbol sentiría si yo llegase a irme primero que él.  

viernes, 14 de febrero de 2014

II Parte: Relato de Soledad "El bol de la lasaña"

Llevaba cuatro meses de relación, de verdad que estaba enamorada, cuando David me pidió que fuéramos novios fue el día más especial de vida, o así lo creía. Yo era feliz por lo que pensé que él también lo era, nunca dijo lo contrario.

Íbamos a celebrar nuestro primer día de San Valentín juntos, wauu! Puedo sentir la emoción aún, esperaba con ansias ese día iba a decirle que estaba enamorada de él, no un amor superficial un amor de esos que sientes que no es suficiente un corazón para guardarlo, pero fui tonta, creí demasiado en que David era un príncipe azul y termino siendo un ogro.

El 14 de febrero fui a su departamento, para darle una sorpresa, llevaba conmigo una deliciosa pasta que me tomó 4 horas para ser perfecta, para el hombre "perfecto", cuando me aproximaba a la puerta vi salir a David con una mujer que se veía más madura que yo. Recuerdo cada palabra que pronunció el "amor de mi vida" y aún se me parte el corazón. -Socorro es una niña, jamás me enamoraría de alguien así, pero ya ves, tengo que aparentar ser feliz porqué a mis padres no les gusta la idea de que ame a una mujer mayor que yo-

"amor" yo te amaba, yo confíe en ti, yo te pedí que no jugarás conmigo, yo te... Mi cabeza daba vueltas con todas esas frases, me culpaba por ser una "niña", si lo soy, pero por inocente y creer en ti; no se que paso exactamente, solo recuerdo el bol de la lasagna atravesar el silencio que dejo David al verme y caerle en su hermoso rostro, el rostro de la mentira.


Desde entonces David no se atrevió a buscarme, y saben? Eso me hizo aún más infeliz, desea que me siguiera, que me llamara o que me mandara un miserable mensaje donde me explicará que jugaba con ella y no conmigo, pero no paso, me di cuenta que nunca tuve su corazón y la fecha eso me duele más que su traición.

domingo, 9 de febrero de 2014

I Parte: Relato de Gustavo, "Carta Y rosa"

Tengo una amiga, y no, no me enamore de ella, pero ella fue quien me la presento...

La notaban mis ojos cada cuanto, y como no hacerlo, todos en mi colegio lo hacían incluyendo las chicas, para envidiarla, claro está, o bueno al menos eso creo. 

La conocí en invierno, la miraba diariamente y fue hasta cuando ya no lo hacía, ósea en vacaciones, que comenzamos a hablar gracias a mi amiga. Era demasiado hermosa para que mi mente llena de complejos llegará a pensar que algo pudiera surgir entre los dos. Pero a veces el destino te sorprende, o mejor dicho, te juega una cruel broma. 

-le gustas- era el mensaje por la red social. Me sorprendí, claro que si, a una diosa le gustaba un pobre diablo. Me costaba explicarlo, termine por concluir que simplemente soy un buen tipo, tesis que contradecía enormemente la realidad de los buenos tipos, que como dicen  por ahí, solemos ser los últimos, o veces ni eso.

En los momentos en que creí ser su futura pareja, en que nos encariñábamos de la forma más cursi, en ese absurdo e iluso intervalo, no nos vimos, y la espera a entrar de nuevo a la secundaría nunca fue tan impaciente. Yo deseaba tomarla de la mano, besarla, y verle los ojos al hablar con ella o nada mas estar a su lado, el más autentico amor (ilusión) de adolescente. 

Y bueno, en medio de la incertidumbre provocada por un hecho extraño en la red social; en la cual ella decidió poner el estado de comprometida conmigo, y al segundo día lo removió porque, según mi amiga, no era prudente que el ex novio lo mirara, ya que habían terminado recientemente, en medio de eso, llego el inicio de clases.

Soledad: No habían terminado seguramente. Si no, ¿por qué quitar el estado? 

Exacto, pero ella me dijo que si lo habían hecho, y yo le creí, y termino siendo verdad, sin embargo esa semana ella fue demasiado voluble, que hacía sospechar. Los dos primeros días fueron de ensueño, recreos con ella, manos juntas, ante la sorpresa de muchos, y no era para menos. Era, y no miento, porque ya no lo es, la chava más hermosa en el colegio, porque siempre hay una.

Y los últimos día de esa semana, antes del 14, se volvió indiferente (como odio la indiferencia de la mujer), incomoda al estar conmigo. Cuando la solicitaba, mandaba a decir cualquier increíble excusa, mi amiga decía: “ella es así”, y eso me molestaba en demasía. Pero estaba loco por ella, mi disposición por seguir con esa enfermiza relación (si se le podía llamar relación) era estúpidamente grandísima. A tal punto que el dichoso día llego y pensé que era perfecto para recuperar lo que no estaba seguro si había perdido, o si había poseído, ya que me que me había quedado satisfecho (ciegamente)  con la teoría de mi amiga "ella es así". En fin, aproveche la patética venta de cartas de amor, cortesía de los estafadores de ultimo año, mal hechas, simple, pero era lo único que pude conseguir por mi siempre precaria economía de colegiado. También una rosa, para variar un poco.   
     
                   (Los demás  rieron un poco)

                                                                                                                       Entonces baje al finalizar las clases, rápidamente para buscarla, iba excitado, ilusionado, de que el cariño tan fugaz que tuvimos, volviera. Rosa en la mano derecha, carta en la izquierda, llegue al patio del colegio, mis ojos la buscaban frenéticamente, de repente vi a su “ex novio”, mirándome con ojos furiosos, a su lado, ella, mirándome con ojos preocupados. Sentí que una piedra gigantesca se había estancado entre mi garganta y la boca del  estomago, y con esa piedra pase junto a ellos, me subí al autobús con la rosa y la carta ante las miradas de lastima de mis compañeros, que solo se comparan con las que tiene uno al ver a un perro con la pata fracturada. Llegue a mi casa y mi amiga me llamo para dar una explicación que por supuesto no creí, y esa fue la segunda desilusión y a la larga la que dolió mas; que mi amiga tratara de defenderla a ella después de haberme ensartado un cuchillo. Dos muy buenas razones para odiar este maldito día. Con el tiempo perdone a mi amiga sin decírselo, pues soy malo para ser resentido, es parte de mi inseguridad y poco querer a mí ser. 


Encendiendo un cigarrillo, con un gesto de manos y ojos aguados dio a entender que no hablaría más. 

lunes, 3 de febrero de 2014

Filofóbicos Anónimos en Febrero. (introducción)

Juan regresaba de la biblioteca creyendo que podría mantener su mente ocupada al leer un libro de historia durante el fatídico mes de febrero. Fue hace un año nada mas cuando vivió una tortura gigantesca en su corazón de joven; que se ilusionaba con amores fantásticos de esos que solo reproduce el subconsciente en sueños tan hermosos donde el despertar se convierte en la mayor decepción.

Algo no andaba bien cuando llego al parque. No había absolutamente nadie, esto le preocupo, empero, no sintió temor y menos cuando soplo el más agradable de los vientos, que acaricio su cara con ternura.

De repente escucho un ruido proveniente desde el centro del parque, un silbido melódico y atrayente. Se dirigió hacia el roble situado en medio de aquel verdoso jardín. Juan se lamentó de haber pasado tantas veces ignorando aquella belleza natural.

El silbido de nuevo, la persona debía de estar detrás del árbol. Al acercarse, Juan noto un contorno de corazón dibujado en el roble, al observarlo detenidamente, se dio cuenta que era un corazón roto.

-Algún desafortunado como yo- se dijo así mismo soltando una risa irónica.
Al palpar el grabado, el corazón se abrió dejando ver el interior del roble.

-Por fin llegaste hoy si estamos completos, Gustavo puedes comenzar tu relato- dijo un tipo de espalda robusta sentado en el suelo a la derecha de quien seguramente era Gustavo, y a la izquierda de él dos chicas formaban un circulo. 

-¿Dónde estoy?- pregunto Juan con cara sumamente confusa, mientras cruzaba el umbral del misterioso interior del roble. 

-Tú siéntate, ya te tocara contar tus penas de Día de San Valentín- dijo con amabilidad el tipo. Juan hizo caso con el ceño fruncido, se sentó entre Gustavo y una de las jóvenes, ellos estaban también algo aturdidos, y en esa atmosfera absurda Gustavo comenzó a relatar su historia. 

Continuara

Pensamientos de un Melancólico cliché.

El miedo a morir equivalía al que sentía cuando pensaba que te perdía
Te perdí, ahora estoy muerto en vida.

Lo que era antes importante, ahora ya no lo es tanto,
en tu vida yo era el importante, de tu boca el mas mencionado,
ahora no soy relevante para ti, ni para mi, solo para mi llanto,
el encierro es peor por ti, porque, si estuvieras aquí, todo sería mejor.
Lógica asesina.

Cuatro muros se carcajean, un reloj inventado,
marcaba el tiempo sádicamente cuando te tenía, la oscuridad fría,
cuando la realidad mata la fantasía y me hago mas daño.

La noche llena de calor, siento un frío por falta de amor.
Cada centímetro de tu cuerpo desarrolla un infinito deseo,
un sueño inalcanzable, !algo! algo egoísta, algo intocable,
necesidad del cuerpo vital, con tu alma volar y la noche interminable.

¿De que sirve insultarme a mi mismo? lo hice, paso, el Karma me fusiló,
el universo contra mi conspiró, el fin del mundo ya llego,
buenas nuevas en mi vida !no hay! en lo que me cuentan, importancia !no hay!
colores en mis ojos tampoco, (tan poco), han desaparecido, no sigo siendo el mismo.

En una  absurda burbuja en el fondo del mar, queriéndome ahogar,
pero aun veo la luz en lo mas alto (tortura total)
para salir solo necesito tu mano,
¿me la darás? ¿o tu mano sosteniendo otra está?